El proyecto 'FutbolNet' en Omán ha logrado seducir a los beneficiarios y provocar el interés de los padres y la comunidad local en general
En el vestíbulo de la escuela Sultan Qaboos de Masat hay una foto de Ali al Habsi, el primer jugador del Golfo Pérsico que ha jugado en Europa (actualmente en las filas del Wigan Athletic inglés). Un orgullo para este país, que esta temporada ha estrenado por primera vez en su historia una Liga profesional de fútbol.
Cada lunes y miércoles unos 120 niños de entre 8 y 15 años juegan a 'FutbolNet' los campos de esta escuela. Said, Khalid, Sultan y Mohamed son cuatro los beneficiarios. "Aquí hacemos nuevos amigos", comenta Sultan , que nos confiesa que le encanta ver los programas de Barça TV a través de la plataforma beINSports. Los cuatro participan junto con sus compañeros en el juego del esfuerzo, en el que han de conducir una pelota con los pies sin que se derrame un vaso de agua que llevan en la mano. "El esfuerzo siempre lo utilizamos cuando jugamos al fútbol y en la escuela", dice Khalid. Aprenden al tiempo que lo pasan bien.
'FutbolNet' no sólo atrae a los niños, también a los adultos. Mohamed Abdullah y Sulaiman Abdullah son los primeros atletas omaníes que participaron en unos Juegos Olímpicos. Lo hicieron en Los Ángeles 84. Ambos han querido conocer de cerca el proyecto y están viendo una de las sesiones. "Nos gusta este tipo de proyecto y queremos aplicar esta filosofía en los partidos de nuestros hijos en el barrio", aseguran.
A unos 80 kilómetros de Mascate se encuentra la ciudad costera de Barka, donde también se aplica el proyecto. Allí Thani Hamdan, padre de uno de los niños beneficiarios, comenta que su hijo "sacaba unas notas bastante bajas y desde que viene a 'FutbolNet' las ha mejorado". "Aquí le enseñan a trabajar en equipo, y eso es muy importante. Cuando crezca será una buena persona que podrá mejorar constantemente", reconoce, orgulloso, mientras no pierde detalle de la sesión.
En el grupo de Barka, que cuenta también con un centenar de beneficiarios, los monitores habían detectado conductas inapropiadas en el comportamiento de algunos de los niños. Durante las sesiones se ha tratado de enderezar este conflicto y se ha buscado también la complicidad de los maestros de las escuelas a las que pertenecen. Los resultados reflejan que, ahora que finaliza el curso, las conductas han mejorado notablemente. Hasta el punto de que los monitores han decidido entregar unos obsequios a los 50 chicos que más han mejorado en este sentido. Ali al Habsi, el jugador del Wigan, seguro que también se debe sentir orgulloso de ellos.